Immanuel Kant (1724-1804) nació en Königsberg, en Prusia Oriental, ciudad industrial y próspera que contaba en la época con unos 50.000 habitantes. Su padre, Johann-Georg, que era guarnicionero de profesión, se había casado en 1715 con Anna Regina Reuter, con la que tuvo nueve hijos, de los que Kant era el cuarto. Retrato según un grabado de la época.

Kant fue el más representativo de los filósofos de la Ilustración. La totalidad de su pensamiento, especialmente el del período crítico, está inspirado en  los ideales de este movimiento cultural y filosófico. Kant se identificó con el ideario y los objetivos políticos de la Revolución Francesa y fue partidario de la independencia de los Estados Unidos. Se declaró a favor del pacifismo y la paz perpetua como principio de la convivencia internacional. Asimismo fue defensor decidido de la utopía de una sociedad cosmopolita. Pero donde se descubre con más claridad su vinculación con las ideas liberadoras del iluminismo es en su defensa acendrada del uso público de la razón en una colectividad en la que se pueda expresar libremente el pensamiento. Los conceptos centrales de la filosofía kantiana, razón autonomía y libertad, son también  las ideas claves de Ilustración. Kant no es solamente uno de los más destacados clásicos de la filosofía, sino también uno de los representantes más eminentes de su época. No es posible entender el significado filosófico del núcleo del sistema kantiano, las dos grandes críticas, sin referirlas explícitamente a la nueva mentalidad ilustrada y a su concepto de razón.
La Ilustración es la cultura del siglo XVIII. Incluye tanto el pensamiento de escritores, artistas y filósofos, como las ideas de la burguesía europea que tomará el poder político (el económico hacía tiempo que lo detentaba) antes de que concluya el siglo.
La Ilustración, como fenómeno cultural, tiene lugar en la época de las grandes revoluciones burguesas, desde la Revolución Inglesa o Revolución Gloriosa (1688) hasta la Revolución Francesa (1789).
El pensamiento ilustrado, en su doble vertiente, intelectual y de clase, fue un factor determinante en la caída del Antiguo Régimen.
Este amplio movimiento cultural recibe también el nombre de “Siglo de las luces” por su constante e incansable afán de clarificación (“iluminismo”), que rompe con las oscuras tinieblas del pasado. Es, por tanto, un movimiento intelectual y social cuya idea fundamental en la que se sustenta es que se pueden comprender y dominar mediante la razón todos los problemas que atañen al hombre y a los pueblos.

 

Las condiciones trascendentales de la sensibilidad son el espacio y el tiempo.
Kant realiza una exposición de espacio y tiempo y afirma que son formas a priori de la sensibilidad e intuiciones puras. Analizamos que quiere decir esta proposición.
î Formas. Toda sensación se da en el espacio y en el tiempo, pero espacio y tiempo no son sensaciones. Espacio y tiempo son la forma en que intuimos cualquier sensación.
î A priori. Espacio y tiempo son independientes de la experiencia. Espacio y tiempo no proceden de la experiencia, puesto que no son sensaciones, sino que la preceden y son las condiciones previas para que esta sea posible.
î De la sensibilidad. Distingue entre sensibilidad externa e interna. La sensibilidad externa nos presenta los materiales de la realidad exterior al sujeto, por ejemplo, la percepción de este libro. La sensibilidad interna nos presenta los materiales de la realidad interior del sujeto, por ejemplo la sensación de hambre o cansancio. Los materiales de la sensibilidad externa se dan en el espacio y en el tiempo. Los materiales de la sensibilidad interna se dan sólo en el tiempo.
î Intuiciones. Espacio y tiempo son únicos. No hay más que un espacio (las partes del espacio –aquí, allá, fuera, dentro- lo son de un único espacio) y un solo tiempo (los intervalos del tiempo –antes, ahora, después- lo son de un único tiempo). Por tanto, al ser únicos no podemos tener conceptos empíricos del espacio y del tiempo, puesto que un concepto empírico es la síntesis de una pluralidad de objetos. Podemos conocer el espacio y el tiempo exclusivamente como intuiciones (conocimiento directo e inmediato de un solo objeto).
î Puras. No podemos tener una intuición empírica del espacio y del tiempo, porque no son objetos que proceden de la experiencia, sino que la preceden como condiciones a priori de toda experiencia. Espacio y tiempo son intuiciones puras. La intuición pura del espacio es la tridimensionalidad. La intuición pura del tiempo es la sucesión indefinida de intervalos regulares. Podemos representarnos el espacio puro (la tridimensionalidad sin objetos), pero no podemos representarnos los objetos sin espacio. Podemos representarnos el tiempo puro (la sucesión vacía sin acontecimientos), pero no podemos representarnos los acontecimientos sin el tiempo.

 

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La sensibilidad nos presenta la multiplicidad de los fenómenos en el espacio y en el tiempo. El entendimiento se ocupa de la comprensión de tal multiplicidad por medio de conceptos. Un concepto es una síntesis o unidad de una multiplicidad de fenómenos. Por ejemplo, el concepto de “cuervo” unifica a todas las aves de esta especie. A su vez, los conceptos se integran en juicios o proposiciones sobre la realidad. Ya hemos explicado por qué el  conocimiento científico, la ciencia, es un sistema de juicios sintéticos a priori. En el ejemplo, las proposiciones extensivas, y universales y necesarias sobre cuervos formarían parte de la ciencia de la Zoología.
Mediante la sensibilidad la realidad nos es dada pasivamente en las intuiciones, mediante el entendimiento la realidad es pensada activamente con los conceptos. Conocer los fenómenos dados en la intuición consiste en poder comprenderlos por medio de conceptos. Sensibilidad y entendimiento, como facultades del conocimiento, actúan siempre de forma conjunta e interdependiente.
Hay unas condiciones empíricas y unas condiciones trascendentales del entendimiento. Las condiciones empíricas se refieren a los conceptos empíricos, es decir a los que proceden de la experiencia y se forman mediante el proceso psicológico de la abstracción. Por ejemplo, el concepto general de mesa o el especializado de masa.
Por su parte, las condiciones trascendentales del entendimiento se refieren, en primer lugar, a los conceptos en su uso a priori o previo a la experiencia. A tales conceptos Kant los denomina conceptos puros del entendimiento o categorías. Los conceptos puros proceden de la espontaneidad del entendimiento. El entendimiento se caracteriza por su espontaneidad o capacidad de producir determinados conceptos a priori o puros que se aplican permanentemente a la experiencia sin ser derivados o proceder de ella. Por ejemplo, en el juicio “esta mesa es de madera” el entendimiento utiliza dos conceptos empíricos, mesa y madera, y cuatro conceptos puros o categorías. Más adelante podremos entender los segundos.
La deducción de los conceptos puros o categorías se realiza a partir de los diferentes tipos o formas de juicio según la Lógica, puesto que conocer consiste precisamente en formular juicios sobre la realidad. De tal modo que a cada forma posible de juicio corresponde una forma posible de pensar o constituir la realidad a priori. Por tanto, a cada forma de juicio corresponde un concepto puro o categoría.
Y puesto que la Lógica establece doce tipos o formas de juicio, es decir, de posible relación lógica entre sujeto (S) y predicado (P), los conceptos puros del entendimiento o categorías también son doce.

 

La primera conclusión de la Dialéctica trascendental es que no son válidos los juicios sintéticos a priori en Metafísica. La metafísica es una ilusión trascendental. No es posible un conocimiento a la vez racional y válido de ideas trascendentes.

La segunda conclusión es que las categorías no son aplicables fuera de la experiencia, es decir, mas allá de lo dado en el espacio y el tiempo. Lo que se aparece al sujeto como conocimiento válido (ajustado a las condiciones trascendentales del conocimiento) es lo que Kant denomina “fenómeno” (el objeto en tanto que se muestra y es conocido). Correlativamente, lo que no se muestra ni es conocido es el “noúmeno” o cosa en sí, un objeto meramente especulativo o entelequia. Nosotros no podemos conocer lo que son las “cosas en sí mismas”, puesto que están más allá de los límites del uso teórico de la razón.

La tercera conclusión es que si bien no es posible un uso constitutivo de las ideas metafísicas para el uso teórico de la razón, puesto que no constituyen conocimientos válidos (no hay juicios sintéticos a priori sobre el alma, el universo o Dios), es posible un doble uso regulativo: negativo, en cuanto la Metafísica, como saber fronterizo, sirve de criterio de separación entre los conocimientos válidos y no válidos; positivo, en cuanto sirve para impulsar la investigación hacia la conquista de nuevas fronteras, es decir, convertir las proposiciones metafísicas en científicas.

Ahora bien, si la razón teórica es incapaz de acceder al conocimiento de las cosas en sí mismas (ideas metafísicas), puesto que es imposible un conocimiento puramente nouménico o especulativo, no puede excluirse una vía de acceso distinta a las mismas... La vía de acceso a la metafísica como forma de conocimiento válida es el uso práctico de la razón.

 

Kant se ocupa en la Crítica de la razón pura (1781-1787) de la fundamentación del conocimiento científico o uso teórico de la razón.

 

El conocimiento racional. En la tercera parte de la Crítica de la razón pura se ocupa de la facultad del conocimiento denominada razón o facultad de los principios (condiciones primeras). La razón tiende a  realizar síntesis o unidades, a partir de los conocimientos de entendimiento, cada vez más generales. Mientras esa investigación racional se mantiene dentro de los límites de la experiencia sus conocimientos son extensivos y válidos. Pero la tendencia de la razón a la unificación de la experiencia mediante principios acaba siempre por ir más allá de los límites de la experiencia hasta formular síntesis incondicionadas. Así, de la misma forma que el pensamiento humano ha creado como ciencias las Matemáticas y la Física, ocurre también que el uso de la razón fuera de la experiencia ha creado la Metafísica, considerada históricamente como la ciencia primera (primeros principios) y fundamental (base de las demás ciencias). Estos principios últimos, unificadores y explicativos de la totalidad de lo real, de carácter puramente racional son las ideas metafísicas. En la Dialéctica trascendental Kant se pregunta por la validez de la Metafísica como ciencia o, lo que es lo mismo, por la posibilidad legítima o no de formular juicios sintéticos a priori en Metafísica. Se trata de una discusión de la razón consigo misma a propósito de su objeto, las ideas metafísicas, y de su justificación para el uso teórico de la razón. ¿Es posible, por tanto, un conocimiento absoluto o incondicionado que no se ajuste a las condiciones empíricas y trascendentales de todo conocimiento válido (que esté fuera del espacio, del tiempo y de las categorías)? Es decir, ¿Podemos tener un conocimiento válido de determinadas síntesis no trascendentales sino trascendentes? Las ideas metafísicas son tres: alma, universo y Dios.
- Alma: la idea del alma procede de la síntesis incondicionada de la totalidad de la experiencia interior.
- Universo: la idea del universo procede de la síntesis incondicionada de la totalidad de la experiencia exterior.
- Dios: la idea de Dios procede de la síntesis incondicionada de la totalidad de la experiencia interior y exterior.

 

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MODERNA

Kant: el uso teórico de la razón

 

 

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El llamado "período crítico" señala el comienzo del pensamiento más original e innovador del filósofo de Königsberg. Para Kant, la filosofía, como actividad crítica, tiene la exigencia de plantearse y responder a estas cuatro preguntas fundamentales (que deben ser fundamentadas):

- ¿Qué puedo conocer? Plantea al problema del origen, alcance y límites del conocimiento humano. Kant contesta en las obras Crítica de la razón pura (1781-1787) y en los Prolegómenos a toda metafísica futura (1783).

- ¿Qué debo hacer? Plantea el problema del sentido y la orientación de la conducta humana, así como las condiciones de la libertad. La respuesta se encuentra en las  obras ¿Qué es la Ilustración? (1784), Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785) y en la Crítica de la razón práctica (1788).

- ¿Qué me cabe esperar? Plantea el problema religioso y el destino trascendente del hombre. Kant contesta en la Religión dentro de los límites de la mera razón (1793) y, en parte, en la Crítica del juicio, obra en la que fundamenta las condiciones del juicio estético y también la metodología de la facultad de juzgar en cuestiones morales y teológicas (apéndice final).

- ¿Qué es el hombre? Plantea el problema de la unidad final de la naturaleza humana ante las tres preguntas anteriores. La respuesta, sobre todo, se halla en la obra Antropología (1798).
Aquí nos vamos a centrar en las dos primeras preguntas, que corresponden a las dos obras críticas más conocidas e influyentes de Kant, la Crítica de la razón pura en la que se fundamenta el uso teórico de la razón y la Crítica de la razón práctica en la que se fundamenta el uso práctico de la razón.

 

 

 

 

La Crítica de la razón pura se divide en tres partes, que Kant, denomina respectivamente, Estética trascendental, Analítica trascendental y Dialéctica trascendental.
Las tres partes corresponden a las tres facultades del conocimiento humano: sensibilidad o facultad de las intuiciones (conocimiento sensible), entendimiento o facultad de los conceptos (conocimiento intelectual) y razón o facultad de los principios (conocimiento racional).
l En la Estética trascendental, Kant se ocupa de la crítica o fundamentación de las condiciones trascendentales de la sensibilidad. Del uso a priori (universal y necesario) de tales condiciones se sigue la posibilidad y validez de los juicios sintéticos a priori en Matemáticas
l En la Analítica trascendental Kant se ocupa de la crítica o fundamentación de las condiciones trascendentales del entendimiento.  Del uso a priori (universal y necesario) de tales condiciones se sigue la posibilidad y validez de los juicios sintéticos a priori en Física.
l En la Dialéctica trascendental Kant se ocupa de la crítica o fundamentación de las condiciones trascendentes de la facultad de la razón. De tal crítica se seguirá la legitimidad o no de la metafísica como ciencia. Es decir, la posibilidad o imposibilidad y la validez o no validez de los juicios sintéticos a priori en Metafísica.