Carlos Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad de la Prusia renana, en el seno de una familia acomodada y culta. Su padre era un próspero abogado judío convertido al protestantismo que desempeñaba un puesto oficial al servicio del Estado Prusiano.
La concepción del hombre en Marx (1818-1881) parte de unos principios filosóficos radicalmente distintos a los estudiados hasta el momento. Mientras que para las concepciones del hombre dualistas, Platón, Aristóteles o Aquino, los conceptos antropológicos fundamentales eran el cuerpo (parte material del compuesto) y el alma (parte espiritual del compuesto); para la antropología racionalista e ilustrada, Descartes y Kant, eran, respectivamente, la razón con sus ideas y operaciones (reglas) o bien sus usos (teórico y práctico); para la antropología empirista de Hume y su visión de la naturaleza humana era la mente, con sus elementos psicológicos (impresiones e ideas) y leyes de asociación; para Marx el principal concepto antropológico es la praxis.
Como veremos, el término praxis incorpora dos significados complementarios, uno objetivo, de carácter específicamente económico y otro subjetivo, de carácter ético: 1) Económico: es el trabajo como actividad productiva de bienes u objetos materiales a partir del control, dominio y transformación de la naturaleza. 2) Ético: es el trabajo como producción de la propia vida del hombre y, por consiguiente, la realización o desrealización del individuo. Marx sostiene que el hombre es ante todo un ser práctico y la praxis, el trabajo y la producción material, la principal actividad humana. De las distintas actividades de la dimensión práctica del hombre (ética, política, estética y productiva) Marx se interesa prioritariamente por la última. La actividad práctico-productiva, el trabajo, es para Marx el fundamento explicativo del conocimiento teórico así como de las restantes actividades prácticas.
Es más, el propio conocimiento teórico (la ciencia y la filosofía) no existe ni puede ser entendido como algo abstracto y “puro” sino como actividad práctica y transformadora del mundo. Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.
(Karl Marx, Tesis sobre Feuerbach XI).
En la última parte de su vida Marx acudía a diario a la sala de lectura del Museo Británico, en donde encontraba la documentación y la tranquilidad necesarias para concluir su principal obra económica El Capital, que se publicó tras su muerte en 1894.
Las principales categorías del materialismo histórico son las siguientes.
- Fuerzas productivas. Designan la capacidad de producción o trabajo colectivo de una sociedad, es decir, la capacidad transformadora del hombre en una época determinada. Incluyen la fuerza humana de trabajo, las materias primas y los medios sociales y técnicos de producción.
- Relaciones de producción. Se refieren a las relaciones económicas y jurídicas que establecen los hombres en un modo de producción determinado. La primeras se refieren a la situación específica de los hombres en relación con las fuerzas productivas. En el capitalismo las relaciones de producción se definen a partir de la interacción económica entre los propietarios de los medios de producción y los productores. Las segundas son el resultado de la forma legal de la propiedad (relaciones de propiedad) que los hombres establecen en una época histórica.
- Estructura económica o infraestructura. Está constituida por la suma de las fuerzas productivas y las relaciones de producción. La estructura económica es la base que sostiene todo el proceso de producción material e ideológica de una sociedad (la base real de una sociedad). El concepto apunta, en su segunda acepción (infraestructura), a la relación entre la producción material y las representaciones simbólicas que surgen a partir de ella (superestructura).
- Superestructura. Designa el amplio conjunto de representaciones simbólicas y formaciones ideológicas que configuran las ideas y valores de una sociedad, así como el entramado político-jurídico del Estado que se levanta o construye a partir de una determinada estructura económica o infraestructura.
- Modo de producción. La organización social de la producción de una sociedad en un momento determinado de la historia es un modo de producción. Mientras que la categoría de estructura social tiene carácter sincrónico o sistemático, la categoría de modo de producción tiene carácter diacrónico o histórico. Los modos históricos de producción han sido el asiático, el esclavista, el feudal, el burgués moderno o capitalista y el socialista.
- Formación social. Todas las categorías anteriores quedan englobadas en la de formación social. Esta categoría incluye todos los componentes de una sociedad: fuerzas productivas y relaciones de producción, modo de producción, infraestructura y superestructura... Designa una totalidad social concreta o históricamente determinada.
- Revolución social. Significa la crisis, destrucción y sustitución de unas determinadas relaciones de producción por otras, con la consiguiente modificación de los componentes ideológicos de la superestructura. El motor principal de la historia y, en consecuencia, de las revoluciones sociales y la sustitución de un modo de producción por otro, es la lucha de clases, la cual determina la evolución de las condiciones materiales de una sociedad en un momento concreto de la historia. La lucha de clases se produce por la contradicción insalvable entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción.
Las formas de falsa conciencia surgen como consecuencia de unas relaciones económicas y sociales alienantes. Una ideología es la proyección invertida de una práctica social deshumanizada en la que los hombres no controlan la producción material de bienes (trabajo) ni la producción individual y social de su propia vida (relaciones sociales). De una práctica social deformada surgen representaciones mentales deformadas y falsas. Al apartarse de la práctica real, los hombres construyen ideas y teorías con un fundamento empírico (histórico) falseado. Toda formación teórica, incluso las más especulativas o metafísicas, finalmente responden a determinados hechos sociales o históricos. Cada época histórica genera sus propias ideologías. Por ejemplo, el dualismo platónico es una proyección ideológica de la división social entre esclavos y hombres libres en la Grecia antigua. La rígida jerarquía ontológica tomista que va desde Dios a la materia inorgánica responde a la estricta organización vertical de la sociedad estamental. En la etapa del capitalismo industrial y financiero los hechos económicos y sociales se proyectan ideológicamente en las teorías económicas del liberalismo clásico o del socialismo utópico, los principios políticos y sociales del estado burgués, la religiosidad cristiana, la moral puritana o la filosofía idealista. Marx llegó a hablar incluso de una ciencia y de un arte burgués. Cada una de las principales ideologías asociadas al modo de producción capitalista y a sus relaciones sociales contiene una determinada forma de invertir, oscurecer o falsear la realidad. Al analizar cada una de las formas de alienación ya hemos hecho alusión a este tema. El liberalismo clásico confunde la economía política o histórica con una imaginaria “economía natural”, sometida, según esta teoría, a las leyes universales e inmutables del libre mercado. El socialismo utópico mezcla ilusoriamente conceptos éticos con proyectos económicos irrealizables. El estado burgués identifica de modo inaceptable la democracia auténtica con los principios políticos del estado liberal. La religiosidad cristiana propone sin vacilaciones que el modo de existencia religioso es algo propio e inseparable de la condición humana. La moral puritana considera como definitivas e insuperables las normas que orientan la vida familiar, la sexualidad o el papel de la mujer en la vida social. Finalmente la filosofía idealista construye un entramado deductivo de especulaciones abstractas e incomprensibles que pretende pasar por verdades necesarias, cuando no es otra cosa que una religión construida con conceptos o teología racional.
Filosofia para Secundaria. Los sistemas filosóficos en su marco histórico y sociocultural, con glosario, ejercicios, técnicas de estudio, textos, etc